Una tarjeta gráfica es un componente electrónico que se encarga de procesar la información que le llega al dispositivo para, posteriormente, mostrarla al usuario visualmente mediante un monitor. Lo más común es hablar de tarjetas gráficas de ordenadores, donde juegan un papel importante, sobre todo en el mundo del gaming y de la edición de vídeos.
Cuando decimos tarjeta gráfica nos referimos al conjunto de la placa impresa (PCB) junto con todos los chips y controladores físicos necesarios, pero habitualmente se suele abreviar como GPU (Graphics Processing Unit), que en español significa unidad de procesamiento gráfico. Ambos son términos bien conocidos en el mundo del hardware. Hay que diferenciar entre tarjeta gráfica dedicada e integrada. Una GPU dedicada hace referencia a una tarjeta gráfica de tamaño completo que se inserta en un puerto PCIe de la placa base, mientras que la integrada (iGPU) va dentro del propio procesador, consumiendo mucho menos, sin ocupar espacio adicional y dando una potencia suficiente para sacar adelante algunos videojuegos no muy exigentes.
Principalmente hay dos fabricantes de tarjetas gráficas dedicadas para ordenadores; NVIDIA y AMD, si bien Intel está al acecho. En cuanto a las tarjetas gráficas integradas, son los propios fabricantes de CPUs los que también las desarrollan y en este caso tenemos a Intel y AMD, siendo así AMD el factor común entre ambas categorías.
A menudo, las gráficas dedicadas requieren de energía adicional, un conector (o varios) de 6 u 8 pines que la alimentan, ya que el puerto PCIe tan solo puede ofrecer 75 W de potencia. Los modelos más altos de gama sobrepasan los 200 W de TDP.
Una tarjeta gráfica es un componente electrónico que se encarga de procesar la información que le llega al dispositivo para, posteriormente, mostrarla al usuario visualmente mediante un monitor. Lo más común es hablar de tarjetas gráficas de ordenadores, donde juegan un papel importante, sobre todo en el mundo del gaming y de la edición de vídeos.
Cuando decimos tarjeta gráfica nos referimos al conjunto de la placa impresa (PCB) junto con todos los chips y controladores físicos necesarios, pero habitualmente se suele abreviar como GPU (Graphics Processing Unit), que en español significa unidad de procesamiento gráfico. Ambos son términos bien conocidos en el mundo del hardware. Hay que diferenciar entre tarjeta gráfica dedicada e integrada. Una GPU dedicada hace referencia a una tarjeta gráfica de tamaño completo que se inserta en un puerto PCIe de la placa base, mientras que la integrada (iGPU) va dentro del propio procesador, consumiendo mucho menos, sin ocupar espacio adicional y dando una potencia suficiente para sacar adelante algunos videojuegos no muy exigentes.
Principalmente hay dos fabricantes de tarjetas gráficas dedicadas para ordenadores; NVIDIA y AMD, si bien Intel está al acecho. En cuanto a las tarjetas gráficas integradas, son los propios fabricantes de CPUs los que también las desarrollan y en este caso tenemos a Intel y AMD, siendo así AMD el factor común entre ambas categorías.
A menudo, las gráficas dedicadas requieren de energía adicional, un conector (o varios) de 6 u 8 pines que la alimentan, ya que el puerto PCIe tan solo puede ofrecer 75 W de potencia. Los modelos más altos de gama sobrepasan los 200 W de TDP.
¿Para qué sirve una tarjeta gráfica?
Una tarjeta gráfica sirve como output para el usuario, de manera que este puede ver la interacción con el equipo a tiempo real. Un ordenador puede encenderse sin tarjeta gráfica alguna (dedicada o integrada) pero no mostrará nada por la pantalla y, por ende, no sabremos qué estamos haciendo.
Los dos usos principales de las tarjetas gráficas dedicadas son jugar y edición de vídeo, que es precisamente en esos ámbitos donde más potencia de cálculo se requiere. Las tarjetas gráficas dedicadas suelen categorizarse atendiendo a su modelo, y ello conlleva el dividirlas en tres gamas principales; de entrada, media y alta. Dependiendo de la categoría de la tarjeta gráfica, podrá sacar unos juegos u otros al máximo detalle, además de tener en cuenta la resolución de la pantalla (donde interviene especialmente la capacidad de la memoria) y la frecuencia de refresco de la misma. Actualmente, con técnicas como G-Sync o FreeSync es posible ajustar los FPS de salida de la gráfica a los Hz de salida del monitor, eliminando así tediosos problemas como el Tearing y el input-lag (que deriva de evitar el Tearing activando la sincronización vertical).
La tarjeta gráfica es uno de los elementos que más posibilidades tiene para ser overclockeado, aumentando así su rendimiento (y consumo y temperatura) para poder exprimir todavía más esos circuitos. De igual manera, se pueden utilizar para hacer underclocking, que es la técnica inversa y mediante la cual se rebajan sus temperaturas, consumo y rendimiento. También existen maneras de rebajar el ruido de los ventiladores configurando una curva personalizada para los mismos, cosa que explicamos en esta guía.
En resumen, una tarjeta gráfica (dedicada o integrada) es indispensable para el uso de un ordenador, mientras que las dedicadas son más usuales en ordenadores con requisitos altos de potencia. De igual manera, es posible (y habitual) encontrar ordenadores portátiles con tarjetas gráficas dedicadas, ya que los portátiles gaming están a la orden del día.